No
sé que haría sin ti…
Me llegaste en el espacio justo, con el paracaídas entre manos y en el doble
tiempo, mientras no pensaba solo te imaginaba...
Hoy confieso no quiero despegarme de ti ni siquiera en el instante mismo del
andar de manos cogidas…
Soñamos hoy un mismo vivir, alejados por situaciones temporales, que todo
continúe mejor entonces cuando se junten de nuevo nuestros cuerpos...
Además te confieso que tus pies pisan todavía mi mismo suelo porque la
distancia no nos separa, solo nos aparta de la realidad por un rato...
No miro al cielo hoy, pues está cubierto y descifro algo curioso, él sostiene
el llanto contenido en mi, disimulado en ti...
Mientras vuelves seguiré tus pasos desde la acera de en frente para no
perturbarte, seguiré tu mente a donde vayas y contigo saltaré al mar mientras
duren sus olas...
No hay pensamientos vanos mientras tu existas a mi lado, no intentaré calmar mi
desespero con alientos nuevos, descubriré en mi noche tu cuerpo en mi...
Traduciendo tus deseos...
No lo entiendo y prefiero no hacerlo mientras dure tu ausencia, no estás de
viaje, estás conmigo, no te has ido, aquí permaneces...
Te guardo despierto...
¿Te sientes dormido?
Solo el silencio cerca, en trámite con el olvido que intentará colarse si se lo
permitimos...
No crucemos los dedos, ni juremos nada...
Vivamos rápido el tiempo mientras estamos lejos y que no pasen las horas cuando
nos veamos de nuevo...
Y si dormimos esperando...
Mejor soñar despiertos...
María
José Recalde 09/10/2011
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