sábado, 20 de octubre de 2012

Mi envidia al viento


Sólo bastó levantar las ramas para verlos,
Arriba de un camino de nieve rodeado de cerezos,
Cercando la montaña se encuentra la bruma,
Que a veces atrapa, la luz que no opaca
el resplandor que emana
lo que está bajo esas ramas.

La miel tiene voz cuando el viento recorre,
El dulce camino entre esos cerezos,
No tiene destino ese dulce sonido,
Hasta que llega vacilando a mis oídos.

El universo se abriga abrazando sin ningún recelo,
La serpenteante silueta que me lleva al cielo.


Hernán E. Urrutia L.         Febrero 2009

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