viernes, 30 de noviembre de 2012

Tu voz


Te llamé para escuchar tu voz,

y así mi alma se desahogue de tanto ruido del mundo,

para que con solo escucharte,

cada célula de mi cuerpo brille y despierte del letargo.

Al escucharte mi corazón se tranquiliza,

Y mis ojos imaginan ver tu silueta serpenteante en el viento,

Todo el ambiente se apaga,

Para prestar atención a la música de tu voz. 


Hernán E. Urrutia L.                                            Junio 2011

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