De
semáforos sin sentido,
de pájaros
como aviones, ruidosos;
de sandias
con cuatro ruedas y de eternos desconocidos,
están
rodeados mis días sin ti.
De charlas redundantes,
De charlas redundantes,
de imágenes
constantes y cegadoras,
de
múltiples estatuas,
de círculos sin fin,
de círculos sin fin,
de caminar
despacio y sin dirección,
de todo
eso se trata estar sin ti.
Pero cuando a medio día, o un poco más tarde,
Pero cuando a medio día, o un poco más tarde,
me es avisada
tu presencia, y mi corazón,
que ya no
es mío te presiente.
Me anclo nuevamente
al mundo real,
aunque éste,
ya no es tan frío y despiadado
si a tu
lado estoy y mis manos te sienten.
Hernán E. Urrutia L.
Abril 2010
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